Rostros llenos de dolor,
impotencia, frustración, esperanza, sorpresa se mezclaban en la población arequipeña victimas del terremoto del 15 de enero de 1958, fueron 29 segundo que
marcaron la vida de miles de familias por la pérdida de seres queridos, hogares,
enseres. La situación fue tan grave que tuvieron que realizar repartos de
alimentos preparados en la cocina del colegio militar Francisco Bolognesi que
se convirtió en uno de los principales centros de operación para la
distribución de raciones de comida y víveres para los damnificados.
Este desastre fue tan grave y
doloroso que mereció la atención de la prensa internacional la Revista Norteamericana
Life en su edición en español titulaba “Un
terremoto enluta ciudad blanca- el sismo mas violento en 90 años deja una larga
estela de tragedias”
La nota periodística decía “…pararon los tranvías eléctricos y los
pasajeros se arrodillaron en las calles para orar…”, frente a un escenario
resquebrajado por la fuerza del movimiento sísmico, mientras el polvo se
elevaba a mas 100 metros de altura, las paredes de las casas se rajaron y la
mayoría de ellas caía.
Los pueblos alrededor de Arequipa
también fueron afectados, Sabandia fue arrancado desde sus cimientos como si
hubiera recibido el ataque de gigantes, las miradas sorprendidas de sus
habitantes eran una fuente de dolor…
Las imágenes de un pueblo dolido
y destruido recorrieron el mundo gracias a la revista Life, será esta misma
revista que meses después mostraría una Arequipa resilente aun con heridas abiertas,
pero levantándose altiva, decidida pero esa ya es parte de otra crónica…