DE BRONCE Y PIEDRA
Lic. Enrique Ramirez Angulo
Hoy que el miedo corona nuestros
sentimientos haciendo caer las caretas sociales que han marcado nuestra
existencia, nos vemos con el alma desnuda buscando vestirnos con armaduras
virtuales que ocupen nuestra mente para no colapsar en la soledad de la
individualidad consumista. Seguimos buscando materiales que nos hagan sentir
fuertes y eternos, esta búsqueda no es solo de estos tiempos, ha acompañado a
la humanidad a lo largo de toda su existencia.
Esta búsqueda de vigencia ha sido
plasmada en las diferentes construcciones que hoy denominamos ciudad y estas,
han sido estilizadas con obras de arte, pinturas, esculturas y monumentales
obras de arquitectura que han modificado el entorno natural para deleite de nuestras
miradas.
La presente crónica pretende
responder ¿Hasta qué punto el busto de bronce y de piedra de un personaje
anónimo, puede ser importante en una época donde la enfermedad recorre nuestras
calles y la esperanza resulta esquiva?
Había pasado casi un año de la
muerte del párroco; las lágrimas de los familiares y amigos aún no habían secado,
en su mente quedaba el recuerdo del multitudinario traslado del féretro del
sacerdote, parecía que todo el distrito de Paucarpata invadía la ciudad de
Arequipa, la calle Santo Domingo donde se ubicaba la “casa mortuoria”, estaba
colmada por una masa doliente que portaba pequeños ramos de flores, hombres,
mujeres y niños de toda condición social acompañaron a su amado pastor hacia su
última misión, algunos se trasladarían en caballos la mayoría de ellos llegaría
a pie hasta el cementerio de la parroquia de Paucarpata, donde serían
enterrados “los venerados despojos de su padre espiritual”.
Entre rezos y sollozos, vecinos
notables decidieron confeccionar un busto que se colocaría en la plaza
distrital que había sido restaurada y remozada del abandono en el que se
encontraba, era el mínimo homenaje que se podía hacer para el hombre que había
dividido su tiempo como guía espiritual de su distrito promoviendo y respaldando
la conformación de múltiples asociaciones piadosas; sostuvo el semanario
“Progreso” órgano que milito en las filas del periodismo católico. En su labor
material mando refaccionar el templo de Santa Ana utilizando dinero de su
propio peculio, toda esta labor no pasó desapercibida para los vecinos del
distrito que lo propusieron para que fuera alcalde, cargo que asumió con
responsabilidad y procedió a pavimentar muchas vías y embellecer la plaza
principal.
Suficientes argumentos, para que
todo el pueblo apoyara la construcción del busto, la elaboración demoro algunos
meses, el 12 de julio 1919 estaba listo, vecinos notables y autoridades de
Paucarpata se constituyeron en la “Herrería del Águila” para recoger el busto
de bronce que sería colocado sobre un pedestal de piedra granito.
Todo estaba listo para la
ceremonia de inauguración del busto como homenaje para no olvidar a tan insigne
personaje, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas distritales
ultimaban detalles, la emoción fue tal que publicaron un aviso en el diario El
Deber donde se indicaba que el 29 de julio tendría lugar la inauguración del
monumento[1].
Muchas veces, creemos que la
planificación adecuada, el presupuesto necesario, los contactos sociales son suficientes
para el éxito de nuestros planes, vivimos tan mecanizados, que, un cambio o
situación inesperada hace que colapsemos, esto mismo sucedió hace 101 años en
Paucarpata.
Un silencioso visitante para
quien no hay fronteras, había anunciado su presencia, desde marzo, se conocía
que estaba en La Paz, Bolivia, los avisos estaban dados, ¡no hicimos caso!
Estábamos tan ocupados en los quehaceres cotidianos, en preparativos festivos
que fue muy tarde cuando nos percatamos que el virus se introdujo con la nevada
de junio y julio, la gripe atacaba nuestra ciudad; la Junta Sanitaria de la
ciudad, Cruz Roja y el Medico sanitario local se reunieron tomando las primeras medidas; como establecer
4 consultorios en la ciudad para identificar y diagnosticar a los “apestados”[2]
La gripe cobraba su cuota de sangre, los informes de los distritos hacían
referencia a cientos de infectados, los periódicos locales mencionaban hasta
muertos en las calles arequipeñas, se suspendieron las labores en colegios y
universidad[3]; se
prohibía el traslado de cadáveres a los templos para su último adiós, se
promovió el aseo personal y domiciliario[4],
se discutía la apertura de lazaretos provisionales para aislar a los apestados
y no contagien a toda la población arequipeña, el miedo y la muerte tomaron la
ciudad y los distritos.
Paucarpata no fue ajena al
contagio, la gripe ataco despiadadamente sin hacer diferencia de condición social
o credo religioso, la inauguración del monumento al cura Don Manuel S.
Valderrama fue suspendida; ya que, el alcalde y otras personalidades
distritales fueron atacadas por la gripe, el futuro era incierto, la
preocupación inmediata fue aislar a los contagiados esperando su recuperación o
el eterno adiós.
Los meses de junio y julio fueron
cruciales para Arequipa; ya que, tuvimos los picos más altos de infectados, en
agosto y septiembre la incidencia fue disminuyendo hasta desaparecer
anunciándose el final de la cuarentena, las autoridades de Paucarpata ya
recuperadas inauguraron el monumento al cura Valderrama el 28 de setiembre de 1919,
este acto simboliza la continuidad de la vida , luego de meses de zozobra, de
miedo a la muerte, de lucha por vencer a una gripe que mató a 40 millones de
personas en el mundo entre 1918-1920.
El Busto a Valderrama fue fundido en bronce que por su construcción
es fuerte, ante el cual la acción destructora del tiempo se rendirá, esta
sustancia simboliza en su energía el carácter de este pueblo que sabrá defenderlo
con tesón de los combates de la vida.[5]
DE BRONCE nosotros hoy más que
antes debemos ser de bronce ante la actitud destructora provocada por el miedo
a la enfermedad, esta se ira y nosotros quedaremos; el bronce simboliza esa
energía de nuestros pueblos que han sabido recuperarse frente a los desastres
naturales y artificiales, fuimos y seremos combatientes de la vida en este
largo proceso histórico.
El pedestal base del busto debe ser de piedra granito, que tiene
las características de solidez e inamovilidad, personifica la bondad del pueblo
que será su fiel centinela que, a la vez, que lo ama sabrá defenderlo y darle
importancia [6]
DE PIEDRA GRANITO necesitamos ser
de piedra para sostener desde nuestra individualidad a la colectividad, debemos
ser sólidos y movilizarnos lo menos posible para evitar contagiarnos, debemos
personificar la bondad ancestral, esa actitud querendona expresando solidaridad
con el necesitado, centinelas del orden y la inmovilidad social para contener
esta epidemia…
El busto de bronce y piedra
granito del sacerdote Valderrama paso de un monumento en homenaje a una persona
a simbolizar el reconocimiento a los guerreros de la vida del ayer y hoy que
cultivan la fortaleza para mantener la esperanza en estos días grises que la
muerte y el miedo reinan, sabemos que la enfermedad se marchara y de nosotros
dependerá que norte tomara nuestra sociedad
[1] El
deber 26 de julio 1919
[2]
Secciones de la ciudad 1º Calle La Merced
atendida por el medico Rivera, los medicamentos eran entregados gratuitamente
en la botica Cosmos del portal de la Cárcel, 2º Calle San Juan de Dios atendida
por el medico Ricketts, los medicamentos eran entregados gratuitamente en la
botica Bellido calle del Teatro (actualmente General Moran), 3º Calle Santa
Catalina atendida por el medico Ricardo Coz, los medicamentos eran entregados
gratuitamente en la botica Peruana calle San Francisco, 4º Calle Santa Marta atendida
por el medico Bedregal Delgado, los medicamentos eran entregados gratuitamente
en la botica Lozada El Deber 15 de Julio
1919
[3]
Medidas sanitarias para combatir la gripe “que se
clausuren los teatros, circos y lugares de reuniones públicas como la universidad,
colegios y escuelas del Cercado no menos que las escuelas de los distritos” El
Deber 15 de julio 1919
[5] Discurso pronunciado por el párroco de Paucarpata Presbítero
José María Chávez Velásquez al inaugurarse el busto al Cura Valderrama 28 septiembre
1919
[6] Discurso pronunciado por el párroco de Paucarpata Presbítero
José María Chávez Velásquez al inaugurarse el busto al Cura Valderrama 28 septiembre
1919
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